Algunos nos vamos midiendo el tiempo invertido, con el deseo de ir haciéndolo cada vez más rápido y terminar antes para dedicarnos a otras cosas. Los llamamos Chupika, por el color sangre,  ¡veréis como mancha vuestros dedos!. La vi antes de caer al mar cuando estaba con mis compañeros. El viento llegaba después de acariciar el mar y cargarse de humedad. Residían todos juntos en el barrio de la Salina y tenían a una mujer, la Mama-coya, ejerciendo la máxima autoridad, conservaban tanto su idioma como sus costumbres. Nos atrevemos a presentar una nueva teoría, siguiendo un axioma científico: la explicación, más sencilla, tiene más posibilidades de ser verdadera. Nos presentamos ante la, (“centralizadora”), ¿Recordáis?, se enfrentó a. , huyó de la antigua Aldea con un grupo, cuando la tormenta de arena. Antes de marcharnos, Suksu (“Quien recobró la salud”), jefe del poblado, nos explicó: —Cada vez es más insistente el rumor sobre la utilización del Templo de la Luna, como Acllahuasi (“Casa de las Acllas”), son mujeres escogidas. Empezó a respetarlo y admirarlo. Otros solamente observaron tres postes grabados en la roca, uno más largo: unidos entre sí formando la figura de un árbol. Esperamos volver con todas las llamas cargadas llevando metales y lanas. —Algo podrías pensar, pues no todo es tan negativo como a veces nos puede parecer. Mi sorpresa fue grande, al ver como también, se apuntó Sisa. Con estos refuerzos, defendió con éxito el Cusco y logró una gran victoria contra los. Todos los ciudadanos de Cusco, incluidas mujeres y niños, se unieron a la batalla por su ciudad. Para estas órdenes sociales andinas, la Pachamama no es solo la tierra misma, también considerado como un pensamiento cada vez más amplio. De vez en cuando nos llegaba la orden de Pachacutec de ir al Cusco, y así cumplir el indispensable requisito de ser nombrado oficialmente Hatun. Los otros porteadores estaban entrenados y avanzaban con soltura, dominando con facilidad, a sus llamas de carga, para mí era un tormento. Al atardecer del día siguiente, llegamos a la orilla de un lago. 2. La naturaleza está en interminable contacto con el individuo, con quien incluso se asocia a través de diversos medios. Ente los deportados nos preocupaba, sobre todo, tener las cicatrices causadas por la Uta, pues era infecciosa e incurable. Los situaron fuera del recinto de las balsas, custodiados por soldados. Después de largas discusiones, la decisión fue clara: si yo la acompañaba, nos uniríamos a la caravana de la sal —como todos los años— iría a Cajamarca. A nuestro alrededor, revoloteaban los pájaros. Las principales son las siguientes: La empresa les propone para su boda el servicio de recepción. Gracias a Inti, a mí me toca una etapa, minúscula, de todo ese recorrido. Volvimos a la vereda de las Chirimoyas, donde habíamos dejado a Hawka (“Libre de preocupaciones”), su esposo Limachi (“Conocedor de los caminos”) y a Yuria con las llamas. Al llegar me detuve, respirando con dificultad, doblado por el flato, enseguida me enderecé y comencé a mirar en derredor. Fueron días dedicados a las gentes del poblado, también de reparación de una de nuestras balsas, dañada poco antes de llegar a este puerto. HAWKA (Se alargó contando la historia mientras su esposo hacía música con la ocarina y yo mostraba la imagen del Inca Tupac Yupanqui). Muchos hablan de los bucaneros: la figura estaría indicando el camino de un tesoro escondido. Un atardecer bajábamos la ladera de una montaña, cuando oteamos a un grupo de soldados incaicos. Con afectuosas palabras, poco a poco, la convencí y allí fuimos los dos, camino del río, a la luz de la luna. Llego el día y toda la familia nos dirigimos para hacer realidad el mandato de su padre. En varios lugares apachetas que se amoldan a amarlo y allí le preguntamos: «Pachamama Santa Tierra, Cusilla, Cusilla», nos impacta hacer bien el año que comienza, que hay concordancia, sustento, prosperidad y trabajo. (“Quien honra a sus ancestros”) con tanto ahínco lo había buscado. Cuando se votó, fue esta la opción elegida y por el momento empezaron a integrarse en la vida de la Mayu Kitilli (“Aldea del Río”). una anciana de mirada inquieta quien nos recibió, narrándonos: Hace unas lunas pasaron por aquí, unos jóvenes de vuestra aldea, los mandaba. Si iba con ellos, sería a su ritmo, parando en los Tambos donde contaban las historias. Cuando llegaron los humanos a América, pasaron por el estrecho de Bering, pues estaba helado y luego quedaron aislados. —Esta tarde —nos anunció Sapana— reuniré al Consejo de Madres y le preguntaré sobre el deseo, a veces declarado, de irnos con los de la Aldea, si queréis podréis asistir y dar vuestra opinión. Para el hombre andino, las contribuciones tienen un sentimiento de compromiso con los profundos poderes para evitar los incidentes, y además hablan de experiencias que cambian el alma. en que año grecia fue invadida por los aqueos Hasta el atardecer no pudimos realizar los ritos del agua. Fijaos como actúan. Le miramos asombrados y Duchicela le explicó: —Donde nosotros vamos, la vida es muy distinta. Pero en mi Mayu Kitilli ("Aldea del Río") tenemos el templo en el centro y celebramos el Killa hunta (Plenilunio) reuniéndonos todos. Los sacerdotes hicieron una serie de sacrificios y plegarias, incluyendo la inmolación de niños, parte del ritual conocido como Cápac Cocha. —Pues la bruja a quien estuve, durante todo el día, maquinando como expulsar de la Aldea. —Empezaron a llegar, a la ciudad del Cusco, numerosas llamas cargadas de ofrendas. Búscala y mándamela. De pronto vimos, a lo lejos, un grupo numeroso de una, (“trabajo comunitario”), iban clavando estacas en el suelo y entre ellas tendían una red de cuerdas, la llanura estaba llena de gente en silencio, acurrucados detrás de los arbustos. Yo no lo podía creer, menos aún Parina, no sabía ni donde mirar, viéndose acogido e invitado por los incaicos. —En nuestro caso, por esas negociaciones, el Cacique debe pasar varios meses al año, acompañando al Inca allí donde viaje. Esa es la razón por la cual la tierra se utiliza en ocasiones como un componente para sanar, como en el asilo de Punta Corral, hay individuos que piden a la Virgen y a la Pacha que, mientras tanto, solucionen sus males. —El gran Pachacútec fomentó el sistema de. Cinco cargas (una carga equivale a los 20 kilos transportados por una llama) de lana de vicuña era lo normal por un mullu, pero no siempre era así. Al enterarse, se apresuró con sus fuerzas con la intención de tenderles una emboscada. Aceleramos procurando hacer el menor ruido posible. El Cacique es el encargado de manifestar nuestra sumisión. Una tarde Sisa, sentada dentro del río, empezó a quejarse de dolores, aunque según la opinión de las madres todavía le faltaban algunos días: —Me ha llegado el momento —dijo entre dolorida y asustada. Los sacerdotes accedieron. Con mucha frecuencia. Estaba anocheciendo y durante la vuelta Dumma casi no habló. Dispuesto a aprovechar al máximo las tres semanas que le quedan para que Milan y Sasha se muden a Miami con Shakira, Piqué acudió a la casa de la cantante para recoger a sus pequeños. (“Plenilunios”). —Va a ser la primera vez. Lo he dejado con mi madre en el pueblo, ya tiene casi tres años y es un niño muy fuerte. Nosotros estábamos en el Mercado, cuando vimos como, por la orilla del Lurín, avanzaba una muchedumbre de gente con porras y escudos. He sido durante un tiempo un Pinakuna (“A manera de esclavos”) acabo de escapar, vengo del Cusco como te hemos dicho y ahora busco el modo de volver a mi Aldea. me sorprendieron, siempre me parecía muy decidido a ir —con nosotros— hasta la casa de su tía, a orillas del Virú. Cinco cargas (una carga equivale a los 20 kilos transportados por una llama) de lana de vicuña era lo normal por un, Las noticias del avance del ejército incaico desde el Cusco, con el inca, invadió el valle, dispuesto a conquistarlo de nuevo, pues a la muerte de su padre, muchos pueblos se revelaron intentando sacudirse el yugo incaico, a la cabeza de todos ellos, estaba la ciudad de. Le invitamos a conocer sus distintos ambientes y a probar nuestros mejores platos y aperitivos. Resultó ser una vivienda antigua en el barrio de las alfareras, tenía cuatro habitáculos independientes, en medio un patio con árboles. Una figura estilizada en actitud de oración. siempre lo adornaba con plumas de guacamayo. —Sapana me ha pedido mi opinión —intervine—. El sustento de la vida, se está empezando a adorar en todo el lugar. Así fue como al terminar esos días tan especiales, nos pusimos en marcha una vez más, rumbo a la costa, ahora éramos cuatro: y yo; con las llamas formamos una pequeña caravana, dispuestos a enseñar nuestras historias donde nos acogieran. Buscamos por los campos cercanos flores violetas, pues habíamos decidido, para ese año, adornar las dos alpacas blancas solo con ellas y cintas azules. Su casa está bastante cerca de la plaza central, allí encontramos el Templo y a su lado el Palacio, protegido por un muro con siete estancias muy amplias y un patio donde el Hatun Curacas (“el jefe político y administrativo”) ejercía justicia entre los ciudadanos. No lo esperaba, pero fue una resistencia total. nos encaminaba a la más adecuada. a buscarla, estaréis presentes cuando se lo comunique. Me gusta recordar como al año siguiente mi hermana Duchicela escogió a Takiri y en esta ocasión aceptó encantado. . la situación y podía ponernos castigos —más horas de trabajo— si no estábamos cumpliendo lo esperado. Era frecuente encontrarlos trabajado en equipo. Y luego de una pequeña deliberación, los funcionarios: las aceptaron. También puedes hacer arreglos con plantas restauradoras, adivinaciones y determinaciones sobrenaturales, leer la hoja de coca y ver fortunas terribles o buenas. Os vemos con mucha complicidad y sabes, nosotros también, a veces, necesitamos romper el aislamiento después de tantos años, los dos solos por los caminos, ¿cómo hemos cambiado con tu compañía? Con los encuentros fue creciendo en ella el deseo de formar una familia con el joven Chasqui. Su casa está bastante cerca de la plaza central, allí encontramos el Templo y a su lado el Palacio, protegido por un muro con siete estancias muy amplias y un patio donde el. Nuestro futuro es muy difícil, a veces pensamos en ir a la. Desde entonces he estado en muchos sitios y no han parado de sucederme desgracias. Formaba parte de la manera de atemorizar a los enemigos, y conseguir la lealtad de los aliados: hacían esos tambores con la piel de los derrotados, con sus huesos largos: quenas y con sus dientes: collares. ¡En mi vida había corrido con tanta decisión!, pero todo fue en vano, aquellos soldados avanzaban con rapidez, mientras nosotros estábamos debilitados. Llego corriendo, sonado su pututu y con el gran penacho de plumas blancas y amarillas. Esa noche pernoctamos con las balsas varadas en una pequeña bahía, bajo el cielo cuajado de estrellas. De pronto me acordé: uno de aquellos comerciantes, al pasar por nuestra Aldea del Mar, se detuvo, como algunas otras veces, pero en esa ocasión su balsa necesitaba reparación. Desde hacía mucho tiempo, no tenía contacto con ellas. Pero seguro eran hombres conocidos. —He hablado claramente. Lo mejor será seguir nuestro camino. Sus ídolos los pisoteaba el Inca, cuando llegaban a su presencia. Elige el tuyo y encuentra tu tienda más cercana. Aquellas escenas todavía no me dejan vivir, mis sueños se pueblan de pesadillas. Pesé: (estar en esta casa, junto al fuego y escuchando al anciano, es una manera de descansar). Entre las primeras, al reino de los chachapoyas, donde se habían revelado —una vez más— al poder imperial aprovechando la muerte de. Se intensificó la producción agrícola gracias a la creación de canales y a los nuevos sistemas de almacenamiento y construcción de andenes, consiguiendo mucha más tierra de cultivo. Es el mismo Viracocha, de las Culturas andinas. Durante siglos, —continuó don Miguel— se acusó a Hernando Pizarro, de haberlo destruido. Dos trenzas adornadas con cintas de colores, enmarcaban su rostro, finos aretes de oro pendían de sus orejas. Sería media tarde cuando —a lo lejos— alcanzamos a ver una línea por encima de las olas, era la silueta de unas montañas, las recibimos con grandes gritos de alegría. Sentí el dolor de la impotencia. Nosotros avanzamos en medio de aquella aldea improvisada. Este, misteriosamente, se le apareció y le juró que lo ayudaría. Promulgó numerosas leyes, organizando la vida de aquel pequeño pueblo quechua. Si yo asombrado los contemplaba, ellos nos miraban sin comprender como, gente de etnias tan distintas, acompañábamos a unos, llegó a tu Aldea, iba con ella su hermano, —Sí, se presentaron sus padres y hermanos, también. Y así empezó nuestra vida en la Aldea, al poco tiempo, se reunió el Consejo de Madres y nos llamaron para comunicarnos su decisión: —Durante estos días os hemos observado —comenzó a declarar la Mama-coya Kusi— y estamos inclinados a aceptaros. Los Incaicos iniciaron la conquista de nuestro territorio hacia el año 1460 bajo las órdenes del príncipe. Me dirigí a donde estaba la Mama-coya Kusi, y nada más llegar a su taller, ella me preguntó: —¿Cómo estás Dumma? Me encontré con Anca (“Hombre veloz igual al águila”), un anciano como yo, pero más delgado y huesudo, con los ojos aún vivos y la voz rotunda, su nombre era una caricatura de su personalidad. Serpientes, peces y otras figuras cargadas de simbolismo envuelven a la Dama, como una armadura de magia y poder. Toda su vida habían vivido en las Aldeas de la costa y cuando llegaban al Cusco, no dejaban de tiritar y de quejarse del frío. A gritos llamé a Anca para concertar los movimientos de acercamiento. Allí mis acompañantes le contaron su historia, y expresaron su deseo de permanecer en la Mayu Kitilli (“Aldea del Río”) pues en Huacho les hacían la vida imposible. te hace cambiar de costumbres. Me permitieron acompañarlos con el disfraz de sirviente, a esa misión yo estaba últimamente muy acostumbrado, después de mi época como pinakuna. Los días pasaron hasta que finalmente Hilario se rindió y dejó de cazar a su hijo. . Es muy llamativo, y con él, se hacen todo tipo de adornos. , te veo muy despistado y como siempre ¿no te das cuenta de nada? Necesitamos tener su protección ante tantas adversidades, los sismos son habituales, cuando no es una riada por el barranco. Allí nos detuvimos, teníamos necesidad de reparar una de ella con bastantes desperfectos, pues a veces el mar se embravecía y zarandeaba nuestras pequeñas barcas entre olas inmensas y vientos terroríficos. Era una casa de planta circular, como las de nuestra Aldea, las demás tenían cuatro paredes. Niños y animales trataban de ponerse a salvo. Es más, durante años viví junto a uno, pero al contemplar, por primera vez, aquella inmensa franja azul bajo un sol radiante, me quedé desconcertado. Se habían retrasado, contemplando el vuelo majestuoso de unos cóndores. En el pasado se mataban los animales para rendir le homenaje. Al dar un salto, aterricé —rodando— entre las piedras, unos matorrales detuvieron mi caída, entonces un soldado me golpeó; poco después, otros alcanzaron a Parina, rodeándolo. Me costó un día más, y muchas desilusiones, pero al fin me llegó la recompensa, estaba frente a. En compañía de Duchicela, me acercaba todas las mañanas a las charcas y Panti (“Hombre agradable”) me informaba: —Esta laguna es la más adecuada para tus dolencias— después de comprobar la temperatura— y ya te puedes bañar. Lo llamaron el "Inca viajero", por sus largas ausencias lejos de Cusco. Pero Duchicela eligió en segundo lugar, se adelantó a aquella joven y quedamos desconcertados: no había hablado nada conmigo. Llego corriendo, sonado su pututu y con el gran penacho de plumas blancas y amarillas. Cada vez están más inquietos y dispuestos a rebelarse. —Cuando estábamos en tierra de los Cañaris —empecé a manifestar— encontramos una amiga mía, yo la sospechaba casada con mi hermano Dumma. Cada uno de los visitantes traía hermosos regalos en señal de reconocimiento: vistosas andas, queros decorados, suaves mantas, metales preciosos y exóticas plumerías. —Creo ser yo la más adecuada —se adelantó la Mama-coya Kusi— para informar a mi hija, aunque Dumma debió hablarnos de su situación, al llegar a nuestra Aldea. De todas maneras, de los hijos del Inca no importaba su origen materno: eran hijos del Inca, y eso era lo importante. Al menos, el suelo estaba sin humedad y nos la ingeniamos para encender una fogata, secar la ropa y calentarnos. Se convirtió en una costumbre, una vez al día, bajábamos a las charcas. Avanzaban con despreocupación, descendiendo de la cima. El tono autoritario de la pregunta, hizo vacilar a aquellos hombres y uno de ellos se presentó: —Yo soy el jefe de este destacamento, ¿Y tú quién eres? Si le parece bien, puedo llamar a un buen amigo mío, don Víctor Hugo, experto en los Incas. Historia de Pachacamac. La verdad de mis mayores. —Pachacutec continuó con las remodelaciones de la capital del imperio: la ciudad del Cusco. Fruto de su dos matrimonios, Luis Ángel Pinasco tiene cinco hijos: Luis Ángel Pinasco Pérez, Aldo Pinasco Pérez, Bruno Pinasco Pérez, de su primer compromiso; y Johanna Pinasco Oquendo y . —manifestó aquella mujer— podéis quedaros en la Aldea durante un tiempo, se reunirá el Consejo de madres y decidiremos. Cómo castigo, mandó descuartizarlo y lanzar sus restos a un barranco. Con los brazos en alto —así yo lo vi— el símbolo representaba a un adorador del Sol, cuando cada tarde el dios se despedía, ocultándose tras el horizonte. Al ver esto, los soldados enemigos huyeron, y muchos murieron en la huida. Tres jóvenes saltaron y nadaron. Sabía más o menos la fecha de su paso por el Virú, con ese dato me fui acercando a mi salvación. Del aprovechamiento conseguida, se hacían tres partes: una se entregaba a la población local y las otras se enviaban a los Tambos, una parte para el Ica y los nobles y otra para los  líderes religiosos. —Madre, yo no me hago ningún problema para aceptar todas sus tradiciones, por supuesto, si me pide cortarme el pelo, no hay inconveniente y lo haré. El ejército de Atahualpa cayó sobre la Ciudad Imperial, fue saqueada y destruida completamente. Como era su costumbre cercaron la ciudad, por las noches, campamentos militares iluminaban, las laderas de los montes de los alrededores. Una vez al mes celebramos la fiesta del. Al día siguiente, unos jóvenes trasladaron a mi padre a la Aldea del Mar. En aquel terreno pedregoso, con muy pocos matojos, era difícil ocultarse. De los hijos varones, alcanzaron renombre: . Una mañana, un par de arrieros que bajaron a la ciudad descubrieron allí al hijo de Hilario, que montaba en un guanaco coordinando la manada, los hombres dieron la impresión de ver un fantasma. Debíamos navegar contra el viento, la única opción era zigzaguear. Y cuando ya están integrados les cuesta mucho trabajo hablar del pasado. Y este niño, lo llamamos pequeño. —Pues llegaremos —terció Sayri— a esa laguna y trataremos de encontrar a tu abuela. Hasta entonces mi mundo se reducía al río Virú —ahora— con mis propios ojos, contemplaba la inmensidad de un universo desconocido. Ocho de los nuestros se quedaron custodiando nuestras pertenencias, los demás la acompañamos al barrio de la Salina, procurando no llamar la atención, eludiendo las zonas del mercado donde había aún mucha gente. los hubiera convertido en nuestra escolta. , corrieron rumores de descontento entre los asistentes a la Fiesta. y los demás edificios, todos cubierto de oro, brillando casi como el sol, de quien recibían su luz y nos cegaban. perdió el conocimiento, en medio de temblores inquietantes. me levanté dispuesto a maravillar una vez más a los oyentes. Tanto el cielo como el mar nos envolvía, estaban serenos y azules. . Dejamos las canoas, nos acercamos a través de la calle central, parte del. Sentí como si me estuviera enfrentando a un desafío y por alguna razón eso me desconcertó. Yo miraba —rememorando— las casas y los callejones, tantas veces recorridos en mi infancia. Por eso, nos llaman los incaicos despectivamente: cabeza de calabaza. Sucedieron muchas cosas, los hechos se precipitaron. —Pues debe ser, a veces sin motivo, uno siente rechazo por algunas personas. —Yo también iré contigo —se apuntó Duchicela. Podríamos dar testimonio de que lo entienden como una bendición con la cual se relacionan a través de las ceremonias. Jalaru (“Favorecedor”) se empeñó en acompañarnos un trecho, alegaba la necesidad de visitar a la familia de su hermano, a quienes no había visto en muchos años. —Por favor, Duchicela, ayuda a mi hijo. Durante años estuve dando vueltas a unas palabras escuchadas en una canción de un cantante español. Una señora nos repartió la camada de su perra. Y seguíamos adelante con más o menos dificultades. Su vida había estado vinculada a los Tambos, conoció a. cuando él llegaba —cada dos días— al Tambo de su padre. captó lo mismo: aquel anciano venerable se sentía solo, necesitaba conversación, tener a alguien escuchándole, su inquietud del principio, paso un segundo plano. Y allí permanecimos viéndolos alejarse. Una vez al mes celebramos la fiesta del Killa hunta (“Plenilunio”), durante esa semana, los hombres vienen a la Aldea, viven con sus familias y colaboran en los trabajos especiales. Con la cabeza gacha van dando vueltas a la venerada imagen, la del único Dios verdadero, el creador de todo: (creador), el dios de la creación tal como. A partir de los datos arqueológicos proporcionados por las investigaciones, sabemos que la ocupación del Santuario Arqueológico de, Resultados en los distritos de Lima Metropolitana Distrito de Ancón: Miguel Ortecho Romero, por Frente Anconero (movimiento distrital) Distrito de Ate: Miguel Ortecho Romero, por movimiento OBRAS Distrito de Barranco: Carlos Galvez Martinez, por movimiento OBRAS Distrito de Breña: Juan José Gonzales, por Movimiento Obras Distrito de Carabayllo: Distrito de Chaclacayo: Distrito de Chorrilos: Distrito de Cieneguilla: Distrito de Comas: Distrito de El Agustino: Distrito de Independencia: Distrito de Jesús María: Distrito de La Molina: Distrito de La Victoria: Distrito de Lince: Distrito de Los Olivos: Distrito de Lurigancho - Chosica: Distrito de Lurín: Distrito de Magdalena del Mar: Distrito de Miraflores: Distrito de, C.) se desarrolló la cultura Lima que se distribuye en la costa central en los valles contiguos de Chancay, Chillón, Rímac y Lurín. A su momia se le rindieron honores casi divinos. A partir de ahora y en el futuro previsible desde la cumbre, ella envía sus favores. —Comenté con temor— Están por todas partes con sus campamentos a orillas del Qhapaq Nan (“Gran Camino del Inca”). —Tupac Yupanqui dirigía el ejército, reprimiendo —con dureza— todas las rebeliones. Historia de Pachacámac. También son sus tatuajes los montes, con las manchas verdes de los bosques y las blancas de la nieve. No tengo problema en decir: Huayna Capac, el hijo menor de Mama Ocllo, desde niño era mi favorito, con él jugaba y le acompañaba cuando salía de caza, el ambiente era muy peligroso, moviéndonos entre una y otra guerra por los pueblos vecinos. Cientos de nichos —similares a ventanas— horadadas en la roca de origen volcánico. Nunca se le pasó por la cabeza, pensar que había dejado un hijo en la Aldea, Al llegar a la Aldea, saltó raudo de la barca y con Takiri, corrió hacia la casa de la, , no hallaron a nadie. Yo, por lo menos, estoy exhausto —y se dirigió hacia su hogar— venid todos conmigo. Comenzaron unos días de terror, los soldados derribaban con saña nuestras casas. Ayudé a mi padre con el saco de sal y nos encaminamos a las barracas. Llevaremos a Siquillapucara una cantidad considerable de Mullu. Yo sabía como os escapasteis en Cajamarca, cuando os llevaban presos al Cusco, pasaron los meses y no volvió a buscarme. —Esa es nuestra intención —le reconocí— yo llevo muchos Inti Raymi deseando volver, aunque solo sea para que sepan algo de mí. Todo esto pasó con anterioridad al desembarco de Pizarro en Tumbes, por tanto, antes de la llegada los españoles al Perú. Al mismo tiempo, la música de la ocarina de, (“Silencioso, tranquilo”) uno de los criados personales de la princesa. Iniciamos la comida y terminó, como era habitual, con danzas. Además, esta mañana tenemos cita con el médico, ya les avisaré a la hora de marchar. Fue una gran aventura, por primera vez nos alejábamos tanto de la Aldea y conocimos a mucha gente, hasta en Huacho encontramos a habitantes de nuestra antigua Aldea, pero llegó mi desgracia. El Templo (“Flor de libertad”) no tengo mucho descontento, tal vez, solo me disgusta su silencio, nunca sé cuáles son sus pensamientos. , dejando a la ciudad y a sus habitantes desamparados. Inca Urco no lo aceptó y se sublevó junto a un pequeño ejército, pero a Pachacútec no le cogió por sorpresa y en un enfrentamiento le venció. Me parece muy bien —le animó, — es una buena solución para ir adaptándote a otras costumbres. —¿Y cómo llegaron —le pregunté— hasta estas tierras? Yo prefiero marchar, con quienes me quieran acompañar, pues ya soy muy mayor y me gustaría reparar el daño causado por mi abuela. Como sucedió en Egipto, en esta ocasión se impuso la conveniencia de tener muchos dioses, aceptando los aportados por los pueblos vencidos o aliados. Desde lejos me divisaron. —nos gritaban— nadie se puede mover de donde está, ¡sentaos rápidamente! Nos fuimos alejando lentamente hasta perder de vista a nuestras familias. —De acuerdo, ¿Cuándo yo te elija, me aceptarás? Ahí viven los insectos. Empecé a darle vuelta a una idea: No quería volver a encerrarme en la Mayu Kitilli ("Aldea del Río") con sus rutinas. Yo, por lo menos, estoy exhausto —y se dirigió hacia su hogar— venid todos conmigo. La Pachamama no es solo el planeta (el círculo terrestre), sino que abarca generosamente más. Con ese tesoro se aceleraría el rescate. El tocado de color dorado —en honor al maíz—, los dientes blancos y todo el cuerpo rojo, algunos dicen de sangre de los sacrificios, pero la verdad, está también pintado. He sido durante un tiempo un, (“A manera de esclavos”) acabo de escapar, vengo del Cusco como te hemos dicho y ahora busco el modo de volver a mi Aldea. En ese momento se detenía la cabecera y se sentaban sobre el camino, entonando: cánticos a la Pachamama. A Pachacútec le gustó tanto la actuación del joven que poco a poco vimos como lo convirtió en su favorito. Yo hace bastante tiempo salí de mi, , junto al río Virú, realizábamos un viaje comercial, enviados por nuestra. (“Creador”), se sentía protegido por él, de modo especial. No en vano había atendido a muchas familias del barrio con su trabajo de enfermera. Cuando los rayos del nuevo Sol los iluminaba, se tendían durante un rato, boca arriba, en agradecimiento. Aquella mañana, camino del río —como casi siempre— me detuve, con mi hija, en la casa de mi madre. Es una costumbre cuya razón para existir es regresar a la Madre Tierra lo que ella le ha dado y lo que podemos buscar para nuestros deseos más profundos sobre la existencia, lo que debemos lograr en nuestra vida y lo que necesitamos para nuestros amigos y familiares, esta función se realiza en el día principal del largo tramo de agosto y de manera consistente. Hacía tiempo el Inca Pachacutec encargó las expediciones conquistadoras a su hijo y sucesor: Túpac Yupanqui a quien había elegido a los 16 años para ceñir la borla amarilla de co-gobernante. Al día siguiente se organizó la caravana y comenzamos a andar. —Me encuentro perfectamente, el trabajo es duro, pero desde hace mucho tiempo estoy acostumbrado, además me llevo bien con todos. Poco después, Huayna Cápac se encontró en su propio lecho de muerte, y fue esta la razón para romper la tradición y dividir el imperio entre sus dos hijos menores: Huáscar y Atahualpa. Cada balsa era una auténtica vivienda flotante, dos habitáculos con paredes de madera, ocupaban el centro, detrás de las velas, izadas en un tronco de tres metros de altura. —Esta última —comentó Juan— parece una teoría un tanto extraña. En este pueblo, son las mujeres quienes eligen y los hombres no se pueden negar. , sentada dentro del río, empezó a quejarse de dolores, aunque según la opinión de las madres todavía le faltaban algunos días: Yo comencé a gritarles a las madres, cada vez más nervioso. Podemos seguir viviendo pacíficamente en nuestros dominios, dedicándonos a comerciar, sin ninguna dificultad, también con todas las gentes del Tahuantinsuyo. —Cuando salimos huyendo —intervine aclarando— nadie sabía del embarazo de Shabalula. —me susurró— Esos soldados se nos acercan. Tampoco me pone pegas mi hija, la médico de Lima. cayó sobre la Ciudad Imperial, fue saqueada y destruida completamente. A los tres días decidimos machar, ya habíamos descansado suficiente. Todos los pueblos tienen obligación de tributar futuras Acllas al estado. . Este hecho, bastante insólito, fue posible por el gran prestigio de Pachacutec, todos lo aceptaron, aunque según la costumbre debía ser nombrado Hatun Auqui (príncipe heredero) por las Panacas reales: la familia formada por toda la descendencia del Inca. Cada vez era peor y nunca parecía mejorar. Desde allí podríamos marchar, nosotros dos más al Norte, a la tierra de los. Entre las cuadrillas corrían jóvenes mensajeros transmitiendo las órdenes. Me miró directamente, con los ojos fijos en mí y con algo de descaro. Mira, allá, están llegando las primeras alpacas a las redes. Llegamos a la plaza del mercado, allí nos separamos en pequeños grupos, Nina y yo atravesamos la zona donde vendían frutas y verduras; nos adentramos entre los puestos de orfebrería buscando metales. Los hijos de los nobles, recibían las mismas enseñanzas y aprendían el idioma común, el quechua. Acabo de volver a la Aldea, he de empezar situando mi historia. No paraba en casa, o estaba con su madre o en el taller de alguna alfarera. Son días de guerra. Siguieron hablando de aquellas historias tan interesantes, hasta llegar la hora del paseo. A la cantidad de peregrinos y comerciantes de diferentes partes del Tahuantinsuyo, se sumaban, los obreros de la Mita para trabajar en la construcción del nuevo Templo. Gerard Piqué y Clara Chía—envueltos en rumores de crisis en las últimas semanas—dejaron claro con su reciente escapada romántica a Praga, que su noviazgo marcha bastante bien y que siguen tan enamorados como el primer día. Al amanecer el cielo, cargado de nubes de tormenta, lo vaticina y luego durante todo el día andamos bajo el aguacero. —Es fácil dejarlos con las abuelas, o con otro miembro del pueblo. El día que se empezó a celebrar el culto de Pachamama, empezó con su descubrimiento en junio de 1933, en ese tiempo muchos y diferentes pueblos indígenas, se agruparon en la región andina, entre esos grupos se encontraban los Quechuas, los Aimaras y otros grupos étnicos para ese momento, en la región andina era el lugar donde ancestralmente se realizaban las ofrendas en su . LIMACHI (se puso en pie y caminando en torno de la hoguera, continuó con voz solemne). era una virtuosa con la ocarina, yo solo podía colaborar —marcando el ritmo— golpeando un cántaro lleno de chicha con un mazo pequeño de madera, cuando no me tocaba hacer alguna narración. Pueden dar adornos, amuletos y demás. Me costó un día más, y muchas desilusiones, pero al fin me llegó la recompensa, estaba frente a Yupanki (“Quien honra a sus ancestros”) con tanto ahínco lo había buscado. Para aumentar la superficie útil cultivable, toda la ladera estaba como la del Cerro Saraque con terrazas, servían para diferenciar los cultivos, así en cada andén se cultivaba una especie distinta. Según la costumbre, el recién casado, estaría durante doce. Oscuridad sin luna y con mucho dolor. me ha pedido mi opinión —intervine—. —En nuestra Aldea —contestó— todas acompañan a sus esposos, así podemos terminar más rápido el encargo, y antes volvemos con las familias. pachacamac suyo distrito ayabaca, Fiesta Patronal del Señor Cautivo de Ayabaca, Ayabaca, Zona Arqueológica de Pachacamac, Pachacámac, Islas Pachacámac, Ayabaca, . Tan pronto tuvieron noticia de la arribada de los extranjeros. , es un huérfano, lo encontré y he adoptado como hijo. A media mañana escuchamos el ronco sonido de un Pututu, un penacho de plumas blancas adorna su cabeza. La suerte o —según él sostenía— la ayuda de Wiracocha, le dio muy pronto su segunda oportunidad. — es normal ir, por lo menos una vez al año, a Pachacamac. —Y merecido. Los soldados no iban camino de Cajamarca, tenían orden de unirse a un ejército y dirigirse hacia Chachapoyas. —Pero —preguntó Yuria— ¿todos los Tambos están a la misma distancia? —Mira, Takiri —me susurró— Esos soldados se nos acercan. , estaba convencido de su muerte y desde luego no tenía idea del embarazo. Al no tener ningún medio para vadearlo, avance por la orilla esperando apareciera alguna aldea, por el camino encontré árboles con frutas, la mayoría eran chirimoyas, unas comí y otras guardé para el futuro. Su abuela la tomó en brazos, y la besó en la frente, deseándole un día venturoso. dejaba en la Aldea a sus cuatro hijos ya mayores. Era una gran edificación de forma trapezoidal, construida sobre un promontorio natural muy elevado, con terrazas y plataformas superpuestas de adobe. Empecé a suponer: en esta Aldea la función social de la mujer era distinta, pero aún no tenía muchos motivos para suponerlo. Después de largas discusiones, la decisión fue clara: si yo la acompañaba, nos uniríamos a la caravana de la sal —como todos los años— iría a Cajamarca. Todos nos dolimos, nada podíamos hacer, al fin, la sospecha se había troncado en certeza. Se parece a nuestra madre, pero, hasta cierto punto, cada vez más, como la madre de todo y de todos. Uno de ellos, a quien conocí junto a su padre en aquel viaje, me fue muy útil, me acompañó a visitar el Templo y algunos otros comerciantes. Creó barrios, con nuevas plazas y canchas ("lugares cerrados); también comenzó una serie de emprendimientos rurales: varias áreas cercanas fueron utilizadas como sementeras. Se puede asegurar: es la estatua original, por tanto, no fue destruida por Pizarro. A la mañana siguiente nos pusimos de nuevo en marcha, no teníamos casi alimentos, ¡Más nos valdría llegar pronto a Cajamarca!, pues el hambre empezaba hacer mella en nuestras fuerzas. Sería una muy hábil y rentable estrategia religiosa y política, desde su cosmovisión andina. Ese día, después de correr lleno de un miedo irracional, me detuve avergonzado por no haber defendido a mi familia. Por la noche, arrasado de pena, envolví sus cuerpos en telas guardadas por mi madre en un arcón, luego los fui llevando hasta una pradera, donde los enterré, como buenamente pude. Hace tiempo entraron, por el arroyo y han colonizado todos los pozos. Cuando sucedió esa aventura estábamos ya establecidos en este valle. Pronto, todos empezaron a considerar al Cusco, un reino pequeño, pero cada vez más poderoso. No parecía muy provechoso nuestro viaje, pero para nosotros fue una gran aventura. Las cosas hechas con Mullu son para ocasiones especiales. Allí permanecimos acurrucados. (“gallitos de las rocas”) una de las aves de aspecto más peculiar. Créditos: EFE. A las doce se realiza la función en la que se sustenta la madre tierra. —No puedo dudar de vuestra palabra, pero necesito me aclaréis si el pequeño Dumma es hijo de Dumma, como se rumorea insistentemente desde vuestra llegada. La mayoría de los días nos veíamos al atardecer a orillas del río, durante el día cada uno estaba con sus tareas. ¡Siempre te estaré agradecido! Contra sus dolores de espalda, el médico le había recomendado, los baños en este lugar. Han pasado más de 20 Inti Raymi, desde aquella marcha, hacia el sur en busca de metales. Nadie nos podía dar razón. Mi padre, ayudado por un bastón, tanteaba las rocas y avanzaba, le seguían mis dos hermanos pequeños —jugando— vigilados por, procurando no se distrajeran, después iba yo y cerrando la marcha, mi madre, Salieron tiritando, mi madre les quitó la ropa y los envolvió en mantas. Bajo unas palmeras, los hombres tenían las chozas, muy cerca, a unos metros y a pleno sol, estaba el secadero de pescado. Por eso, nos llaman los incaicos despectivamente: cabeza de calabaza “mate—uma” al fijarse solamente en los más desaliñados. — pero eran tantos y nos cortaron todas las comunicaciones, hasta contaminaron las fuentes de agua, lo descubrimos cuando empezaron a morir, los peces de los reservorios. Al llegar al río seguía enfadada, me quité la túnica y la ayudé. —Sí, y como debes saber, eso es algo irrealizable. (“¡Adelante!”) —exclamé— todos podemos ir con mi amigo, Y una pequeña comitiva se puso en marcha hacia el hogar de la. En cada grupo, solo unos diez vestían de soldados, por eso llevaban cascos, los otros eran porteadores, pastores de llamas y mujeres. Los encerraban en horrendas mazmorras, donde había fieras, serpientes y toda clase de sabandijas. Llegamos al corral de llamas, nos ocultamos tras los matorrales. Y si mi problema consistía en considerarme más inteligente que ellos. —Por supuesto —declaró Rosa— así también nos pueden enseñar cosas de Trujillo. —¿Cómo se encuentra tu madre? Cuando, después de comer, los soldados siguieron su derrotero y nosotros recuperamos nuestra realidad, A partir de ese momento, Parina comenzó a ver con otros ojos a. , todos nos dimos cuenta de su cambio de actitud. Al poco, ella se zambulló en nuestro Virú y avanzó con agilidad hacia donde yo estaba. —Mañana —nos aseguró— ya se podrán emplear tiñendo cualquier tejido. Salí por el arenal, y con gestos y gritos, la llamé. Duchicela continuaba preguntando, a todo el mundo, por su abuela. ¿Te acuerdas? Pues casi todas las tardes le encontramos sentado en ella contemplando la puesta de sol. Habíamos visto como los esposos vivían, cada uno en su pequeño mundo, pocas veces se rompía el silencio entre ellos y la monotonía llenaba sus vidas. —Como siempre se ha portado muy bien. Deportes del mundo antiguo: ¿Qué practicaban las antiguas civilizaciones? En esos días aciagos, un grupo de soldados acudió a nuestra casa, agredieron a mi madre al enfrentarse a ellos, protegiendo a mis hermanos. Los pobladores, favorecidos por las aguas, se asentaron allí desde hace tres mil años. Sobre la cubierta construimos una choza, una zona protegida, donde la espuma de las olas no perjudicara las mercaderías. —Yo he sufrido mucho —afirmó Parina— durante bastantes días, he estado escondiéndome de los soldados incaicos, por las casas de mi Aldea. Formaba parte de la manera de atemorizar a los enemigos, y conseguir la lealtad de los aliados: hacían esos tambores con la piel de los derrotados, con sus huesos largos: quenas y con sus dientes: collares. Empezamos a correr cuesta abajo, alejándonos de los soldados y aproximándonos a nuestros amigos. Necesitamos tener su protección ante tantas adversidades, los sismos son habituales, cuando no es una riada por el barranco. En ese momento nosotros estábamos desparramados: casi llegando al fondo del valle, mientras, y yo, a media ladera. Conversando con Yaku (“Cuidador del Agua”) de los Baños, — allí es donde vamos. Estábamos sentadas a la sombra del árbol en el patio, haciendo carantoñas al niño, Dumma se acercó, lo tomó en sus brazos y se le quedó mirando. Hoy en día, la mayoría de las veces, los quechua, aymara y sus familiares combinan el tradicional grupo de Pachamama con la religión católica, en los países de América del Sur donde se asientan. —¿Con mis hijos?, —continuo— vosotros no conocéis a las dos mayores, se casaron y macharon del Tambo. A todos les parecía una gran locura. Puestos al fuego en un huaco —con agua— no tardó en convertirse en una masa muy alimenticia. Las colecciones del museo corresponden a las diferentes ocupaciones prehispánicas que a lo largo del tiempo se asentaron en el territorio ocupado por el Santuario Arqueológico de Pachacamac. En compañía de aquellas mujeres subimos por el camino de las Chirimoyas hasta la Aldea y nos alojaron en una casa vacía, parecía abandonada aunque estaba habitable. Me gusta recordar como al año siguiente mi hermana. — al acercarse a nuestro pueblo, quiso establecer una relación de amistad, no una conquista. Después de esta nueva elección permanecen 3 años en la Acllahuasi del Cusco, después les dan dos opciones: ser Vírgenes del Sol o casarse con quien el Inca ordene, normalmente un General victorioso o el Cacique de algún pueblo aliado. Ahí lo tenéis. Me parece muy bien —le animó Duchicela— es una buena solución para ir adaptándote a otras costumbres. Se le parece, y tú, poco antes de morir, me lo confió. Junto a las Cascadas, en una pequeña explanada, distinguimos una cabaña especialmente adornada. Los expertos del santuario consideran que la recuperación de los diseños de los paramentos del Templo Pintado es de vital importancia, pues es la única construcción en Pachacamac que muestra pintura mural con diseños. Pronto descubrir su fuerte carácter, nunca dejaba de dar su opinión, así como su manera amable, al intentar siempre, comprender a quienes la rodeaban. Al final resultó una pequeña Aldea flotante. ¿Te acuerdas? —Estos han sido unos años muy duros, cuando vosotros huisteis, se sucedieron los desastres y el dolor. Una tarde yo jugaba con los más jóvenes en el río, me di cuenta: iba anocheciendo y Sisa no aparecía. —Sí, se presentaron sus padres y hermanos, también Dumma. No solo dejas de ser mi hijo, además te maldigo por tu desobediencia. Enero 2008. Una tarde acudió al campamento un grupo de. —Dumma, tú lo sabes, yo quiero lo mejor para ti, y me preocupa os ilusionéis y luego tengáis problemas. región lima Yo lo puedo asegurar: estaba bastante atemorizado. Cuando decidimos salir de aquel lugar, se desató la tragedia, primero fuimos arrastrados hacia el sur, durante varios días. La Mama-coya nos invitó a comer esa noche. Nos mandaba un Responsable nombrado por el Inca, preocupado por alcanzar la producción establecida, y además, aunque nunca se sabía, debíamos estar preparados. Un pueblo se vio obligado a huir, de las orillas del lago Titicaca, ante los ataques de gentes belicosas. —Por supuesto, —aclaré con firmeza— Shabalula poco antes de morir, me lo confió. Y asistía a sus manejos, realmente notables. Lo dejó a cargo del gobierno del Cuzco, mientras él emprendió una expedición con un ejército de doscientos mil hombres, sin incluir mujeres. Trasladó la Corte imperial a Quito, moviéndose así hacia el norte el centro político del Imperio, pues de esas tierras decían estaban más cerca de Inti, así ciertos días no había sombras (Los solsticios). Todo el contenido de este sitio web, incluyendo diccionarios, tesauros, textos, geografía y otros datos de referencia tiene únicamente fines informativos. Según lo previsto, nuestra estancia se prolongaría —como máximo— durante un. Es muy importante si, ante una agresión, nos refugiamos todos en la ciudad, poder contar con suficiente agua para resistir. —No me extraña —comenté airado— es muy normal que alguien no se acostumbre a este frío y a la altura. —Los tatuajes corporales están presentes, —argumentó Don Miguel— desde antiguo, en casi todas las civilizaciones. La Mama-coya Kusi le entregó nuestros regalos, diciéndole: —Te damos gracias porque no habéis dañado la Aldea y te prometo el tributo acostumbrado. Pero surgió un conflicto familiar. — gritó el jefe— necesito que me lea la información. —Por favor, pasen a mi despacho— les insistió. Sentía como ella me miraba de reojo, aunque lo disimulaba. Para ello había logrado el apoyo de cierto sector de la nobleza y propició una insurrección. —La celebración se desarrollaba durante el. —Necesitamos poder descansar hasta mañana, entonces os narraremos grandes hechos acaecidos en el pasado. No sabía mucho, pues nadie los considera peruanos, sino más bien ecuatorianos. Allí serás siempre bienvenido. —Soy de la misma opinión —aclaró el joven. nashely2008 nashely2008 18.09.2019 Historia Secundaria contestada En que suyo se encuentra pachacamac 1 Ver respuesta Publicidad Yo miraba los ojos de, , pero me fue imposible leer sus pensamientos. Hace unos días vinieron los enviados del Inca, y nuestro Cacique rechazó todas sus imposiciones. ocupamos un nivel inferior en la escala social incaica. —Ya sabes cómo es mi hermana. Muchas veces he debido contar mi historia, sobre todo al anochecer, al calor de la hoguera, rodeado de los habitantes de Mayu Kitilli (“Aldea del Río”). , con fama de curandera, elaboraba con hierbas recogidas en el monte: unas cremas, polvo, emplasto, cocimientos y lavados. Todo el mundo me felicitaba con alegría. Al andar por sus calles lo descubrí: había tenido relación con estas gentes, sus navegantes pasaban por la Aldea del Mar, en sus viajes hacia el norte. i, nos marchamos los cuatro, prometiendo volver de vez en cuando. —He hablado con mi madre y ella me ha dicho: dentro de seis Killa hunta (“Plenilunios”) seré madre. Nosotros éramos más de 25 tribus. 52. Llegado el día esperado, solemnemente su padre —el Inca Huiracocha— procedió a colocar la borla real Mascaipacha (símbolo del poder inca) en la cabeza del joven Yupanqui. , estoy empezando a sospechar: Sisa quiere elegirte como esposo, ¿Qué piensas hacer? Para esta ciudad, para nada como lo que la Pachamama le da a los Quechuas, la Madre Tierra no es un paraíso de todos modos, es básico para su estilo de vida. Allí conocí al hijo del señor de Chan-Chan, era un joven muy ambicioso y muy poco inclinado a aceptar la autoridad del Inca. — nuestra vida discurre por los caminos, de pueblo en pueblo, contando nuestras historias a quienes nos quieren escuchar. Tuvimos la oportunidad de conocer muchos sitios. A partir de ese momento muchos esperaron la reacción airada del Dios, famoso por sus manifestaciones coléricas. Nos alejábamos, y cuando la línea de la costa se perfilaba en la distancia, cambiábamos de rumbo volviendo a la orilla. Cada vez se desarrollaban con más música. Estábamos sentadas a la sombra del árbol en el patio, haciendo carantoñas al niño. Muy cerca del cardiólogo donde tengo cita. Esto se muestra perfectamente a lo largo de su gobierno: ejecutó a dos de sus hermanos. ¿Alguien se puede imaginar la cara de Duchicela cuando se lo comunicó la Mama-coya? El oleaje nos arrastró con furia hacia el sur, no fuimos capaces de dominar la marcha de las balsas, y esa situación se alargó varios días, sin control nos alejábamos, cada vez más, de nuestra Aldea. Conforme se aproximaba el día de la ceremonia, los Curacas invitados hacían su ingreso en la capital con gran fastuosidad, rodeados por su séquito. ¿Aceptáis estas condiciones? Mi padre, Chamba, replicó en el lenguaje quechua y así pudimos comunicarnos. Aquel viaje de nuestra juventud, había dejado una huella, muy profunda, y lo recordamos con frecuencia en  muchas de las  conversaciones. Se inventaba, que el motivo de nuestro peregrinar, era visitar a la Coricancha en el Cusco, o al Santuario de Pachamanca u otros motivos religiosos. Don Miguel abrió su cartera, en ella únicamente llevaba algunos recortes de periódicos, y dos sobres: uno con fichas en blanco y otro con las usadas. Quienes eligen quedarse, son enviadas al Cusco, allá las presentan al Inca y si quieren libremente ese tipo de vida, se tienen en cuenta unas calidades: especial belleza, edad, haber tenido el, Después de esta nueva elección permanecen 3 años en la. Tú has regresado, él me dejó en el olvido, fue un cobarde. nos dijo haberos visto esta tarde viniendo para aquí. No éramos bienvenidos. Quienes eligen quedarse, son enviadas al Cusco, allá las presentan al Inca y si quieren libremente ese tipo de vida, se tienen en cuenta unas calidades: especial belleza, edad, haber tenido el Quicuchico (primera menstruación) y ser virgen. ¡Todos tuvimos miedo! Una tarde acudió al campamento un grupo de cañaris, venían rotos por el cansancio y hambrientos, durante varios días habían vagado sin rumbo por la sierra, temerosos y huidizos. Ankalli, ¡cuántas historias nos podrás contar! Nina (“Mujer vivaz”) hizo señas a todas las balsas, y nos acercamos a la aldea, debíamos entregar la niña y ayudar en lo posible. El valle parecía diferente a la luz del día, cuando ayer, coronamos la cumbre y pusimos el campamento, ya era de noche. Entonces nos contaron: —A Huacho hace años —empezó a narrar Anca—  llegaron unos extraños, hablaban como nosotros. Cada una funcionaba independiente de las demás; no había una autoridad, una ley, o un poder político por encima del jefe local. La mayoría de los pinakuna tienen los brazos y la cara llenos de cicatrices causadas por la enfermedad. (“Mujer vivaz”) hizo señas a todas las balsas, y nos acercamos a la aldea, debíamos entregar la niña y ayudar en lo posible. Nació nuestro hijo. Cada uno de los visitantes traía hermosos regalos en señal de reconocimiento: vistosas andas, queros decorados, suaves mantas, metales preciosos y exóticas plumerías.
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